martes, 8 de noviembre de 2011

Cuando el exceso de medidas de prevención puede ser un riesgo en sí mismo

Hace unos días, César Pérez de Tudela, presidente de la Fundación IDEC y reconocido alpinista, publicaba en su blog una entrada titulada Mi pequeña escalada en solitario. Con su estilo narrativo característico, nos relata la pequeña aventura vivida al escalar la Pared de Santillana. Cómo explica César, en principio no era una gran hazaña, ya que hace unos años escaló esta misma pared. Pero en esta ocasión, el conseguir alcanzar la cumbre estaba cargado de simbolismo emocional: las circunstancias físicas y personales en el momento de la escalada posiblemente convertían esta escalada en algo muy especial.

En este contexto César comenzó su pequeño gran reto que estuvo marcado por un hecho clave, las medidas de seguridad deben ser las adecuadas en cada situación, una falta o exceso de la misma puede determinar el hecho de sufrir un accidente. Como afirma César la obsesión de seguridad asfixia la vida, y es que en este caso, el exceso de seguridad pudo tener graves consecuencias. Una de las cuerdas de seguridad se había enganchado en un saliente y esto le obligó a tener que realizar repetidas subidas y bajadas hasta que finalmente consiguió solventar el problema.

Siempre hay que tener presentes las medidas de seguridad como forma de prevención, tanto en la vida privada como en el ámbito profesional. Normalmente a la hora de hablar de la prevención de riesgos hablamos de la falta de medidas de seguridad, pero el exceso también puede ser un riesgo. El relato de César es un buen ejemplo para que no perdamos de vista precisamente esta idea.

Os dejamos el enlace para que podáis acceder al relato completo.

http://blog.cesarperezdetudela.com/

PUBLICA: Fundación IDEC.

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